Análisis: EMPORIO ARMANI AW 10/11
Un escenario poco iluminado deja protagonismo a un cartel que anuncia figuras geométricas.
Las luces se apagan, un láser rojo es proyectado en multitud de formas. Entonces, aparece un muñeco de nieve desestructurado acompañado de una música explosiva.
Estamos en una estación de esquí. Modelos con equipamientos totalmente deportivos van acompañados de tablas de snowboard y gafas para la nieve. Colores oscuros como el gris y negro comparten protagonismo con el toque de color neon de los detalles.
Cambio de música. Los modelos han descendido de las montañas para mostrarnos otro aire más relajado y suave. Es la hora de "relax".
Esta faceta de hombre tranquilo dura poco. El siglo XXI se ve más que nunca en esta "mini colección". Un hombre moderno y seguro al que le gusta la moda y no tiene porqué avergonzarse de ello. Se cuida, vive la vida con la mayor intensidad y disfruta.
Por último, un nuevo modelo de hombre despide la pasarela: el nuevo dandy bohemio. Chaquetas largas, camisas blancas, pantalones oscuros y botas negras.
Aunque, el espectáculo no quedó ahí. Armani presentó su colaboración con Reebok, o al menos un anticipo de ella...
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