Clasicismo renovado en elegancia contemporánea. Yiorgos nos muestra a su musa amazona, proveniente de la más honda naturaleza, nacida en aquel atardecer de África. Una mujer de delicada apariencia saca sus garras para luchar con los nuevos enemigos del milenio. Alas de pelo largo envuelven minivestidos ceñidos, calentadores en mangas se superponen a nuevas estructuras marcadas al cuerpo, cuellos de pelo asemejan al líder del corral en figura femenina, nueva versión de hombreras con volumen vacío. Las formas marcan el sentido del movimiento: pecho cruzado, chaquetas ampliadas a los laterales, solapas ensanchadas y alargadas, aros de sujetador que forman parte de camisas transparentes, detalles nude que marcan puntos estratégicos de visión en los vestidos, cremalleras que destapan un doble uso de prendas, minis de pelo que enfatizan las curvas de las caderas... Los colores, los de aquella tierra tan nuestra: azules marinos, verdes olivas, grises hongos y negros.
Fotos, María Arévalo. ThE InComPeTê
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