El viaje de la vida hacia la esencia pura y libre del ser, ese podría ser el perfecto eslogan para Miriam Ponsa. Una colección orgánica, de tejidos naturales, de niñas inocentes con el pelo lleno de trenzas. La lana es la principal protagonista de este cuento de culturas, se pasea en diferentes versiones dando forma a chaquetas, faldas, leggings, superpuesta... Los detalles más llamativos son los grandes zuecos que calzaban las modelos junto a las maletas antiguas de viaje, relojes de bolsillo, y sombreros de ala. Volver a respirar naturaleza sintiéndose parte del camino, sintiéndose parte de los grises piedra, verdes musgo y negros de noche.
Fotos, María Arévalo. ThE InComPeTê
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