Los diseñadores Jorge Bolado y Natalia Pérez han sido los ganadores del premio L'Oreal en la edición EGO.
Un cotilleo: María y yo estábamos sentadas al ladito de estos dos talentos del diseño español antes de que dieran el nombre del ganador. Ambos daban por sentado no ganar el premio, ya que todavía no habían desfilado y les había tocado la última posición en hora.
Pero cuando han dicho sus nombres se han fundido en un tremendo abrazo, y sus familiares, sentados en las gradas de enfrente, se han levantado y celebrado efusivamente este logro.
Estaban contentísimos de ser los premiados. Sonrisas, gestos y aplausos eran las sensaciones que envolvían el ambiente.
Tras este momento y un desfile, al fin les llegaba el turno a este dúo.
Nos proponen una visión romántica del mundo: pasando desde la primavera "que la sangre altera y el corazón acelera" hasta el invierno, donde el corazón se hiela y rompe.
Los accesorios han sido los delatadores más claros: corazones en regalos, diademas, orejeras, cosidos en calcetas.
La primavera que han presentado era inocente: estética quinceañera con faldas mini de vuelo, calcetas, shorts, camisetas rectas de tirantes y pichis. Todo en colores pasteles: amarillos, blancos, azules y rositas.
A medida que avanzaba la estación los colores cogían fuerza. El corazón rojo latía con más fuerza en vestidos mini de estructura más rígida.
Poco a poco llega el invierno. El amor de verano queda atrás. Es el momento de sacar del armario jerseys oversize, chubasquero a modo de capa y vestidos más sobrios. Las texturas se entrelazan y los colores verde oliva, marrón tierra o amarillo mostaza se camuflan entre las hojas caídas.
Un cotilleo: María y yo estábamos sentadas al ladito de estos dos talentos del diseño español antes de que dieran el nombre del ganador. Ambos daban por sentado no ganar el premio, ya que todavía no habían desfilado y les había tocado la última posición en hora.
Pero cuando han dicho sus nombres se han fundido en un tremendo abrazo, y sus familiares, sentados en las gradas de enfrente, se han levantado y celebrado efusivamente este logro.
Estaban contentísimos de ser los premiados. Sonrisas, gestos y aplausos eran las sensaciones que envolvían el ambiente.
Tras este momento y un desfile, al fin les llegaba el turno a este dúo.
Nos proponen una visión romántica del mundo: pasando desde la primavera "que la sangre altera y el corazón acelera" hasta el invierno, donde el corazón se hiela y rompe.
Los accesorios han sido los delatadores más claros: corazones en regalos, diademas, orejeras, cosidos en calcetas.
La primavera que han presentado era inocente: estética quinceañera con faldas mini de vuelo, calcetas, shorts, camisetas rectas de tirantes y pichis. Todo en colores pasteles: amarillos, blancos, azules y rositas.
A medida que avanzaba la estación los colores cogían fuerza. El corazón rojo latía con más fuerza en vestidos mini de estructura más rígida.
Poco a poco llega el invierno. El amor de verano queda atrás. Es el momento de sacar del armario jerseys oversize, chubasquero a modo de capa y vestidos más sobrios. Las texturas se entrelazan y los colores verde oliva, marrón tierra o amarillo mostaza se camuflan entre las hojas caídas.
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